Poema en casa: la pestaña del lobo

¡Buenos días!

En esta etapa que nos toca vivir en casa a la mayoría de las personas… de vez en cuando encuentro pequeños tesoros como este fragmento de Poema que os dejo más abajo

También intento disfrutar de la familia todo lo que puedo, jugar, descansar, confeccionar el ahora y lo que me gustaría mantener y mejorar para la vuelta a la siguiente etapa que pronto llegará.

Hablo con mis seres queridos y  me sorprendo de lo importante que se han convertido para mí algunos vecinos (sobretodo un anciano enfrente) que antes ni conocía cuando salgo a aplaudir a los maravillosos médicos, enfermer@s, bomberos, personal de limpieza,… que están a diario «a pie del cañón»

También intento cuidarme físicamente con yoga y …

…con una elíptica muy vieja que cuesta bastante pedalear pero ya voy por 700 metros en 12 minutos, que aunque no lo creas es un logro jajajaja porque antes de tener que estar en casa se ha tirado meses y meses sin que la usara, de hecho ya pensaba bajarla para que alguien que lo quisiera usar se la llevara a su casa.

Es la ventaja de mi barrio que todo lo que bajas en minutos alguien lo está cogiendo para aprovecharlo y eso me gusta, la verdad.

¿Cómo estás?

No pregunto por preguntar, puedes dejar tu comentario abajo de cómo estás pasando este período de tiempo de cambio tan radical y que nos obliga a cambiar prioridades, creencias,….

…o lo que te ha movido por dentro este fragmento del Poema.

O escribirme por privado

Un abrazo y mucho ánimo, sobretodo si tienes alguna persona cercana afectada.

Ten un buen día, invéntatelo como mejor te haga sentir.

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Te dejo el Poema:

CAPÍTULO 16

La pestaña del lobo

Si no sales al bosque, jamás ocurrirá nada

y tu vida jamás empezará

No salgas al bosque, no salgas —dijeron ellos.

¿Por qué no? ¿Por qué no tengo que salir al bosque esta noche? —preguntó ella.

En el bosque habita un enorme lobo que se come a las personas como tú. No salgas al bosque, no salgas por lo que más quieras.

Pero, naturalmente, ella salió al bosque y, como era de esperar, se encontró con el Lobo, tal como ellos le habían advertido.

¿Lo ves? Ya te lo decíamos —graznaron.

Eso es mi vida, no un cuento de hadas, zopencos —replicó ella—. Tengo que ir al bosque y encontrarme con el lobo; de lo contrario, mi vida jamás podrá empezar.

Pero el lobo que ella encontró había caído en una trampa, se le había quedado la pata prendida en un cepo.

¡Socorro, auxilio! ¡Ay, ay, ay! —gritaba el lobo—. ¡Socorro, ayúdame y te daré la justa recompensa! —añadió.

Porque eso es lo que hacen los lobos en los cuentos de esta clase.

¿Y cómo sé yo que no me vas a hacer daño? —le preguntó ella, pues su misión era hacer preguntas—. ¿Cómo sé yo que no me matarás y me dejarás reducida a los puros huesos?

Mala pregunta —dijo el lobo—. Tendrás que confiar en mi palabra.

Y el lobo reanudó sus aullidos y lamentos.

¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!

Sólo hay una pregunta

que merece la pena hacer, hermosa doncella,

¿dóooonde está

el

almaaaaaa?

Oh, lobo, voy a correr el riesgo. ¡Vamos allá!

Abrió la trampa, el lobo sacó la pata y ella se la envolvió con hierbas medicinales y plantas.

Oh, gracias, dulce doncella, mil gracias ——dijo el lobo, lanzando un suspiro.

Pero, como había leído demasiados cuentos que no debía, ella exclamó:

Bueno, ahora ya puedes matarme, anda, terminemos de una vez.

Pero no fue eso lo que ocurrió. En su lugar, el lobo alargó la pata y se la apoyó en el brazo.

Soy un lobo de otro tiempo y lugar —dijo. Y, arrancándose una pestaña del ojo, se la entregó diciendo—: Úsala y procura ser sabia. De ahora en adelante sabrás quién es bueno y quién no lo es tanto. Mira a través de mi ojo y lo verás todo con claridad.

Por dejarme vivir,

te ofrezco vivir

como jamás en tu vida has vivido.

Recuerda que sólo hay una pregunta

que merece la pena hacer, hermosa doncella,

¿dóooonde está

el

almaaaaaa?

Y así la doncella regresó a la aldea,

alegrándose de estar viva.

Y esta vez cuando ellos le dijeron,

“Quédate aquí y cásate conmigo“,

“Haz lo que te digo”,

o “Di lo que yo quiero que digas,

pero que todo quede tan en secreto

como el día en que viniste”,

la doncella tomó la pestaña del lobo

miró a través de ella

y vio sus motivos

tal como jamás los había visto.

Y la vez en que

el carnicero pesó la carne

ella miró a través de la pestaña del lobo

y vio que pesaba también su pulgar.

Y miró al pretendiente

que le decía “Soy el que te conviene“,

y vio que no le convenía para nada.

Y de esta manera y muchas más

se salvó

no de todas

pero sí de muchas

desgracias.

Pero, además, con esta nueva visión, no sólo vio al astuto y al cruel sino que el corazón se le hizo inmensamente grande, pues miraba a las personas y las volvía a calibrar gracias al don que le había otorgado el lobo al que ella había salvado.

Y vio a los que eran verdaderamente buenos

y se acercó a ellos,

encontró a su compañero

y permaneció a su lado todos los días de su vida,

percibió a los valerosos

y se acercó a ellos,

captó a los fieles

y se unió a ellos,

vio perplejidad por debajo de la cólera

y se apresuró a disiparla,

vio amor en los ojos de los tímidos

y se inclinó hacia ellos,

vio sufrimiento en los callados

y cortejó su risa,

vio necesidad en el hombre sin palabras

y le habló,

vio fe en lo más hondo de la mujer

que afirmaba no tenerla

y se la volvió a encender con la suya.

Vio todas las cosas

con la pestaña del lobo,

todas las cosas verdaderas

y todas las cosas falsas,

todas las cosas que iban contra la vida

y todas las cosas que iban a favor de la vida,

todas las cosas que sólo podían verse

a través de los ojos de aquel

que pesa el corazón con el corazón,

y no sólo con la mente.

Así descubrió que era cierto lo que dicen, que el lobo es la más sabia de las criaturas. Si prestas atención, el lobo cuando aúlla hace siempre la pregunta más importante, no dónde está el alimento más próximo, la pelea más próxima o la danza más próxima,

sino la pregunta más importante

para ver dentro y detrás,

para sopesar el valor de todo lo que vive,

¿dóooonde estáaaa

el

almaaaa?

¿Dónde está el alma?

¿Dónde está el alma?

Sal al bosque, sal enseguida. Si no sales al bosque,

jamás ocurrirá nada y tu vida no empezará jamás.

Sal al bosque,

sal enseguida.

Sal al bosque,

sal enseguida.

Selección de “La pestaña del lobo”, poema original en prosa de C. P. Estés, copyright 1970, de Rowing Songs for the Night Sea Journey, Contemporary Chants.

Copiado de la página www.Alwari.wordpress.com